Por Rosa Ileana Boudet
Fuente: Lanzar la flecha bien lejos
El teatro para niños (a pesar de mi incursión titiritera) es quizás la especialidad que me resulta más difícil de analizar pues, concebido casi siempre dentro de la lógica de la fantasía y el juego, todas sus fórmulas tienden a ser lícitas y bien recibidas por un público tan especial. Así que muy pocas veces reseñé o escribí sobre textos «infantiles» o concebidos para el pequeño espectador, creída como estoy, primero, que hay muchos muy dedicados al tema, los niños pueden gustar de obras que no fueron concebidas para ellos y los mejores teatros que recuerdo -como el de Susan Osten– conciben al niño como el adulto que será sin ñoñerías ni infantilismo. Por eso le he dado vueltas y más vueltas a dos obras de Eddy Díaz Souza, premiadas en Venezuela y publicadas por Ediciones Arey, que se integran al universo del teatro para niños creado fuera de la isla, tan vasto como el del teatro adulto pero menos promocionado todavía. Una oruga deja su casa en busca del amor en Alas de primavera y el mundo de los animales -oruga, lagarto, araña- se reúne con una dama de la noche y un señor viento, que hacen pensar en un hermoso retablo, diseños de colores vivos y una posible puesta de actores y muñecos en un mágico teatrino.
La oruga duerme,
está soñando:
anillos de oro
y lirios blancos.
Paso del aire
cortando ramos.
La oruga sueña
lánguidos tallos.
La poesía se reitera en Algo cayó del cielo.. . que como la primera, es también simple y muy tierna.
Ahora resta animar a las escuelas y a los maestros y a los actores a representarla. Pronto llegará la primavera. Y es tiempo para el retablo.
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