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La inevitable nostalgia en ‘Mañana es una palabra’

La inevitable nostalgia en ‘Mañana es una palabra’

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Foto de Miguel Pascual.

Por José Abreu Felippe

El Nuevo Herald/03.14.2016

Con fragmentos de una pieza, Mañana es una palabra, de la matancera Nora Badía (1921-2007), una figura destacada en la historia de la radio y la televisión cubana; más, de fondo, la actriz española María Valero (1912-1948), que en el momento de la acción gozaba de gran popularidad gracias a su papel, en otra popularísima radionovela, El derecho de nacer, y que aquí flota como una ausencia sobre la trama, Eddy Díaz Souza arma el tinglado para su puesta, una comedia de época, inteligente, muy divertida, con la inevitable nostalgia que siempre aporta un pasado glamuroso, definitivamente ido.

En una cabina de radio se preparan para salir al aire. Está, frente a un micrófono, la primerísima actriz Antonia Palacios (Belkis Proenza) con sus excentricidades, sus grandes ademanes y su grandilocuencia de gran diva. En el otro, con su petaca de licor oculta pero a mano, Higinio Suárez (Jorge Ovies), el narrador de la radionovela con la voz engolada y su porte, en apariencia, forzadamente adusto. En una esquina, el técnico Enrique Piña (Angelo Jamaica), encargado de los efectos sonoros, frente a su mesa, revisa, prepara y prueba, sus elementos de trabajo. Cuando están a punto de comenzar –la cantante que tiene que amenizar el programa, no aparece–, entra Natalia Concepción (Marcia Arencibia), que trae su propia agenda, pero a quien confunden con la cantante ausente, lo que provoca que se le despierte el gusanillo de la actuación. El locutor recibe la señal que espera, comienza el conteo regresivo, se enciende el cartel de EN EL AIRE, la atmósfera se carga y la magia desciende sobre el escenario y el público.

Con mucho ingenio y originalidad, Díaz Souza mueve los personajes y da vida no solo a la emisión de una radionovela, incluyendo los comerciales de la época, algunos todavía muy recordados –y disfrutados– por los cubanos, sino que dibuja, entre líneas, cómo era La Habana de los años cuarenta. Natalia, la dama que venía a ajustarle cuentas a la famosa actriz –por haber tenido una aventura con su marido– se va metiendo en la trama de la radionovela y en su papel de cantante –interpreta, dobla, con eficacia y convencimiento dos números de la mexicana Elvira Ríos– y hasta estalla en llanto en determinado momento. Marcia Arencibia como Natalia está impecable, derrochando carisma y profesionalismo.

Belkis Proenza y Jorge Ovies comparten el protagónico y llevan el curso de la trama. Belkis está espectacular, con solo mover las pieles sobre los hombros o levantar la barbilla, el público estalla en carcajadas, sus aires de estrella, sus “aterciopelados” parlamentos, dan el tono exacto. Ovies, maestro de maestros, describe, entre trago y trago la acción utilizando para ello un repertorio folletinesco al que llamar cursi, sería darle categoría. El joven Angelo Jamaica, muy dinámico, divierte con los rudimentarios efectos sonoros o indicando con carteles cuando la audiencia debe aplaudir. Un actor con futuro.

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Foto de Alfredo Armas.

No es necesario –ni oportuno– contar en detalle el argumento de Mañana es una palabra,aunque si lo hiciera, pienso que el futuro espectador no se vería afectado ni perdería el interés, porque la comicidad, la genuina diversión de esta obra no radica fundamentalmente en ello, sino en el magnífico trabajo de los actores y en los elementos que la articulan y enriquecen como los anuncios radiales o comerciales. Y en el placer de recrear una parte importante de la historia, de darle vida, repito, a figuras que fueron parte y leyenda a la vez. La trágica muerte de la actriz María Valero cuando con un grupo de actores y compañeros de trabajo –entre los que se encontraban Eduardo Egea, Minín Bujones y Myriam Acevedo–, se disponía a cruzar la Avenida del Puerto para contemplar un cometa, visible en esos días de noviembre de 1948, se inserta en la obra e influye en su desenlace. Lo cual, también, da un toque de tragedia a esta ingeniosa comedia.

‘Mañana es una palabra’, con libreto y dirección de Díaz Souza, en una producción de Carlos Artega, música de Nelson Jiménez y coreografía de Belkis Proenza se presenta en Teatro Artefactus, 12302 SW 133 Ct. Informes, 786-704-5715.

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