Por Antonio Orlando Rodríguez
Fuente: El Nuevo Herald
Tryo Teatro Banda, de Chile, se presentó en el XXV Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami con Pedro de Valdivia: la gesta inconclusa, un ingenioso híbrido de documento histórico y humorismo. En 75 minutos de duración, la obra hace un recuento de los inicios de la conquista de Chile (1536-1553) a través de un trepidante ejercicio de «juglaría contemporánea» que se vale de la narración oral, la actuación, la pantomima y la música.
Aunque la propuesta es muy jocosa, su texto se remite a fuentes históricas rigurosas (principalmente, las cartas que el imprevisible, perseverante y al parecer grafómano Pedro de Valdivia remitía a Carlos V, el rey de España); lo interesante es la perspectiva crítica con que se logra poner de relieve las aristas tragicómicas de una fascinante (y sanguinaria) epopeya.
El montaje de Sebastián Vila –capaz de pararle los pelos de punta a cualquier defensor acérrimo de lo políticamente correcto– saca el máximo provecho a la ductilidad y la gracia de Francisco Sánchez, quien logra una buena caracterización como Valdivia, el primer gobernador de Chile: un conquistador a quien no le simpatizaban mucho que digamos esos indios «mentirosos y traidores, que no se dejan conquistar».
A medida que avanza el espectáculo, Sánchez prueba ser un actor-clown vital, desenfadado y con mucha gracia. Pablo Obreque y Luis Alfredo Becerra, los otros dos juglares, lo escoltan para conformar un trío dinámico y sincronizado, capaz de tocar bandoneón, violín, trombón, clarinete, charango o bajo eléctrico, desdoblarse en diversos personajes o manipular el expresivo muñeco que funciona como doble de Valdivia (creación del artista visual Artiom Mamlai).
La puesta concede particular relevancia a las onomatopeyas y a un sinfín de efectos sonoros generados vocalmente por los intérpretes. Pasajes como el intercambio de señales de humo entre los indígenas mapuches o la recreación de la topografía de la Araucanía utilizando tierra y pigmentos de colores, ejemplifican la riqueza de medios a los que se recurre para generar la risa. La secuencia del cierre –la derrota de Pedro de Valdivia a manos del guerrero mapuche Lautaro– pasa por alto detalles históricos demasiado espeluznantes e incluye uno de los gags más sorprendentes de la obra (el mordisco al «corazón»).
Esta especie de La Conquista de Chile, El Musical es un montaje con elementos muy atractivos para un público estudiantil. Es una pena que tan poca gente joven acudiera a disfrutarlo. Por mi parte, salí del Carnival Studio Theater convencido de que si las clases de historia que se imparten en las escuelas y las universidades fueran tan amenas como esta de Tryo Teatro Banda, los estudiantes obtendrían siempre las mejores calificaciones…